2 de julio de 2009

• Lo insólito puede ocurrir

En el sexenio pasado se habló con insistencia de la consorte de Vicente Fox, la señora Martha Sahagún que pudiera sucederlo en el cargo. El despropósito era del tamaño de la ignorancia que caracterizó a la parejita quien a final de cuentas cumplió su capricho de imponer a su sucesor en la persona de Felipe Calderón Hinojosa, que ha resultado tan o más ineficaz que ellos, pues lejos de ganar legitimidad y consenso, ha colocado al país en una situación de grave crisis económica y de seguridad que tiene al pueblo en permanente zozobra. Su combate al narcotráfico, pese a los elogios que el propio régimen y su partido hace de él mismo, lejos de inhibir el consumo y tráfico de estupefacientes, lo ha convertido en el objeto prohibido del deseo.
Sin embargo la posibilidad de que una mujer sea quien suceda al actual presidente, no debe contemplarse como algo remoto. Están dadas las condiciones, no para que una mujer frívola y corrupta como la señora Martha, acceda a tan honroso cargo, sino para que, efectivamente, una mujer preparada intelectual y políticamente sea la mandataria del país, y vaya que hay bastante tela de donde cortar. El director del DIARIO TRANSICION se refiere a cuatro de ellas, Beatríz Paredes, Josefina Vázquez Mota, Amalia García y Elba Esther Gordillo; incluso en la academia universitaria, entre las líderes de opinión, escritoras, investigadoras, en suma, en todos los sectores hay damas muy respetables que son verdaderas figuras que bien podrían ser candidatas.
El machismo mexicano está en decadencia y esto debemos celebrarlo porque constituye un lastre de nuestra cultura que debe desaparecer y cuanto antes mejor.
Olvidemos aquella vieja idea de que el “viejerío” o las “lavadoras de dos patas” como se refirieron de manera ofensiva Fox y Diego Fernández, a las mujeres, estén ocupadas únicamente de las labores domésticas.
Aquí en la Angelópolis, tenemos a una buena presidenta, la maestra Blanca Alcalá Ruíz, para ser nuestra primera experiencia no está mal, aunque, claro, como en todo, hay opinión en contrario.
Ha llegado la hora de que les cedamos el paso, como caballeros, a nuestras mujeres mexicanas que durante tanto tiempo, en gran parte por culpa de la iglesia católica, han sido marginadas de las tomas de decisiones.
Por lo pronto, si se trata de escoger ahora a alguien para diputado, mejor que sea diputada o ¿no?