1 de julio de 2009

• La Última de las últimas

Próximamente este tecleador escribirá la última de las últimas llamadas, lo hará el Domingo 5 de julio, sólo para comentar el triste papel que está protagonizando la partidocracia mexicana que se ha hundido en el descrédito.
No hay excepciones. No hay un solo partido político verdaderamente confiable.
¿Quién le puede creer a un partido que desde ahora ya está promoviendo a Enrique Peña Nieto, el asesino de Atenco, para presidente de México? Estará muy guapo, al decir de las conductoras de Televisa, pero lo crápula y salinista no se lo quita ninguna televisora por más millones que se gaste de los impuestos del pueblo. ¿Quién puede creer en un partido que cubre a gobernadores violadores de los derechos humanos como los de Oaxaca, Puebla, Sonora, etc.?
¿Quién puede creer en un partido dirigido por un personaje como Germán Martínez Cázares, cuya filiación franquista fascista salinista es inocultable? Además de ignorante, arrogante, agresivo, y ¡él es el preferido del presidente! y ¿Quién puede creer en el partido de un presidente que todo lo quiere resolver con el ejército? Que se promovió como “presidente del empleo” y ha dañado severamente la planta productiva y para salvarla apoya a empresas transnacionales como la Volkswagen a la que le regala 40 millones de pesos de nuestros impuestos?
¿Quién puede creer en un partido dirigido por la banda de los Chuchos que secuestran a su partido y luego se ponen de tapete con el adversario? ó ¿los que dirigen la coalición de “Salvemos a México” que quitan y ponen candidatos como quien se cambia de calzoncillos, sin importarles la ideología ni los principios de los candidatos postulados? o ¿la familia que dirige al Verde que ya se eternizaron en la dirección, y que tantito están en un lado y otro rato en el otro?
¿Quién puede creer en un partido que se dice de izquierda, atacando a la otra izquierda y aliándose a la derecha? ¿Qué se presenta como “voto libre” y es el más aprisionado de todos?
Y ¿Quién puede creer en los llamados a anular el voto, cuando que con ello se les hace más gordo el caldo a los más pesados y dañinos?
¿Quién sabe quien?